
Bien se dice que cuando eres perseguido por un oso, no necesitas superar al oso, sino que solo falta superar al amigo que está corriendo a tu lado. Lo mismo ocurre cuando se busca ganar un campeonato, tener un ascenso o llegar a un objetivo específico en la vida. Se tiene que vencer a una competencia inmediata, sea un equipo, un colega, un compañero o a ti mismo, como parte importante de la competitividad en el fútbol profesional.
Se ha sabido que, el crecimiento personal de cada individuo gira en torno a la competencia porque es la única manera en la que podemos medir nuestra evolución personal, superando nuestros límites y previniendo encasillarnos; por ende, nos aventuramos a nuevos horizontes con tal de continuar avanzando y donde más se ve ese hábito de competencia, es en los deportes1.
No obstante, para que la competencia no se vuelva algo nocivo y que conlleve a sentimientos de frustración, ira o fracaso; la persona debe asegurarse que no solo debe medirse con otros para tener ese incentivo, sino que también debe hacerlo consigo mismo. El ser mejor que el “yo” de ayer, determina la valía de una persona y, en consecuencia, le da garantía de continuar sin palidecer.
Los deportes, especialmente el fútbol, nos enseñan desde niños hábitos y valores importantes que se pueden extrapolar a cualquier ámbito de la vida, como lo son la disciplina, la gestión del tiempo, la ética de trabajo, la actitud y la fuerza mental, que son ayuda en la competitividad en el fútbol profesional.
Tanto es así que, durante la crianza de los hijos, los padres tienden a inscribirlos en el fútbol con tal de que se les inculquen estos principios.
El jugador desde su niñez hasta su etapa como profesional, está inmerso en estos lineamientos a través de interminables juegos, entrenamientos, lesiones y convivencia diaria, pero si bien son lineamientos que parten directamente en la formación integral del jugador, ya al llegar al nivel profesional donde te terminas exponiendo a entornos agresivos de alta competencia, no es una opción quedarse atrás.
Por ello, se describirán a continuación estos 5 aspectos que determinan, que un jugador de fútbol profesional esté a la altura de la competencia deportiva que se le exige en la etapa en la que se encuentra.
-Ética de trabajo como parte de la competitividad en el fútbol profesional
Los entrenadores llevan al jugador más allá de sus umbrales para que siempre se mantengan en la competencia; sobre todo cuando se está en ligas profesionales, hay que tener claro que nunca se debe dejar de trabajar duro y con insistencia, para así no estancarse. La práctica, la persistencia y la disciplina conlleva a una mejora constante y; por ende, el futbolista debe mentalizarse a cumplir constantemente estos principios porque si se muestra dudoso, puede irse quedando en su nivel. De construir esos hábitos depende su carrera como profesional.
En ese sentido, el futbolista profesional debe ser consciente que su desempeño en el campo de juego no es en pro de cumplir una meta personal, sino en aportar su capacidad y su talento en beneficio de un objetivo colectivo. Ahí pues, tiene que ser funcional y estar siempre en buen nivel sobre todo, si hay nuevos talentos emergentes deseosos por ocupar su lugar.
-Disciplina y gestión del tiempo como parte de la competitividad en el fútbol profesional
Entrenamiento todos los días de la semana, uno o dos partidos semanales, las sesiones de gimnasio, los viajes, las concentraciones, así como, los espacios con la familia, ameritan de una buena organización por parte del jugador profesional. Todo el tiempo y los sacrificios requeridos para entrenar el fútbol desde que comenzó a practicarlo, enseña disciplina. No puedo decirte cuántas veces el jugador estará mental y físicamente agotado al punto, de querer abandonar todo, pero es ahí donde el espíritu competitivo del atleta juega su mejor partido, sobreponiéndose a esa adversidad, a esos estados mentales limitantes, queriendo ser mejor que él mismo, fortaleciendo su carácter y ganándole a su mejor adversario, su mente.
Desde pequeños se debe aprender que se tiene responsabilidades como jugadores de equipo, llevando la disciplina a lo largo de toda la vida, siendo un valor que debe estar mucho más acentuado en la etapa profesional. No se toma el día libre por cansancio, hay que tener disciplina. Y la disciplina para mí, es tener que hacer, lo que tienes que hacer quieras o no. Bien lo dice Jhon Maxwell “los pequeños actos de disciplina repetidos consistentemente todos los días, llevan a grandes logros que se ganan a través del tiempo”
En este sentido, si hay algo que hay que atribuírsele al fútbol, es la habilidad para gestionar el tiempo. Este deporte te enseña lo valioso que es, por lo que un jugador con hambre de ganar no se va a permitir desperdiciarlo, sabe que para todo hay un momento y un lugar, por lo que acá aplica el refrán de “cada minuto cuenta” siempre y cuando lo inviertas para estar entre los más grandes, sin dejarte abrumar por los rivales o las contrariedades que conlleva la ferocidad de la competencia deportiva.
-Actitud
La actitud en el fútbol es algo que no se negocia, puedes jugar bien, regular o mal, pero lo que nunca puedes perder es la actitud de querer seguir haciendo las cosas bien. Cuando un jugador no está en su mejor forma deportiva, muchas veces solo con actitud competitiva puede compensar notablemente, su mal momento en el juego o en los entrenamientos. Pero muchas veces nuestro diálogo interno nos hace perder la batalla contra nuestro cerebro y perdemos la actitud competitiva inclusive; muchas veces contagiando esa apatía a los demás compañeros. El fútbol como cualquier otro deporte, te enseña a tener una actitud competitiva en la vida. La manera en que se comporta un equipo o un jugador tanto fuera como dentro del campo de juego, dice mucho sobre la madurez y status que tiene al representar un club, una nación o una localidad.
-Amistad
Ahora bien, el fútbol también es un medio para incentivar la amistad y el compañerismo dentro de la convivencia diaria. Al pasar día a día con sus compañeros de equipo, un jugador desarrolla un buen sentido del humor, camaradería y crea vínculos afectivos con sus compañeros. El hacer bromas entre los compañeros de equipo cuando no se tiene buen rendimiento ayuda a aligerar el espíritu del otro.
Un buen sentido del humor y amistades con compañeros de equipo son valiosas adquisiciones que un jugador lleva consigo por el resto de su vida. Si bien, los futbolistas tienen un lugar especial en su corazón para el juego, también tienen uno para todos los amigos que ganan en el camino.
En consecuencia, el tener una buena comunicación y amistad con otros miembros del equipo, permite al futbolista ser altamente competitivo porque podrá actuar con una mejor sinergia al momento de realizar jugadas que requieran una compenetración de apoyo absoluta. Un jugador profesional no solo es competente por su talento individual, sino en la afinidad que tenga con el resto de su equipo que ayuda a potenciar enormemente esas habilidades.
Referencia:
Solnick, S. and Hemenway, D. (1998) Is More Always Better?: A survey on positional concerns Journal of Economic Behavior & Organization. https//:doi.org/10.1016/S0167-2681(98)00089-4
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